Los pacenses llevamos algunos días soportando una desagradable plaga de polillas de tres tipos distintos, a saber: molestas, incordios y coñazos.
La hermosa ciudad de Badajoz tiene una notable historia en cuestión de plagas. Solo hay que remontarse a la noche de la inauguración del estadio Nuevo Vivero, con la selección española jugando (creo que por primera vez) en Extremadura y el partido televisado por la Primera. Televisado a duras penas, porque una impresionante invasión de langostas africanas cayó a plomo sobre el césped del Vivero para deslucir la noche y por supuesto, para cumplir la regla no escrita de las televisiones nacionales sobre Extremadura: 'Sólo interesan noticias de asesinatos terruñeros, paletos impresentables, desastres naturales e historias improbables en cualquier otro punto del primer mundo civilizado'.
¡Pero tranquilos! Las preclaras mentes dirigentes de nuestra política local ya se han puesto a pensar en como resolver el problema y han llegado a una sorprendente conclusión: si hay plaga, ¡a fumigar!.
Asi las cosas, nuestro concejal de Sanidad nos amenaza con una masiva fumigación de piretrina utilizando un cañon atomizador que, a pesar de su nombre, no es ningún tipo de accesorio de la estrella de la muerte, sino más bien un fli-fli de nivel 20 (y clase prestigio).
Para calmar a la turba, nuestro concejal nos advierte: las piretrinas son inocuas para el ser humano (y demás subrazas), asi que tranquilos y no enfermeis. No teneis motivo... ¿o si?
Una bitácora con pretensiones.
¡Nos invaden! ¡y nos fumigan!
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