Una bitácora con pretensiones.

Mis dolores pequeños: gerontocracia

Comienzo con esta una serie de entregas dedicadas a mis tirrias particulares. Os presento, para empezar, una mínima explicación de la Gerontocracia, en base a las múltiples acepciones que este término ha adoptado en el transcurso de varias veladas.

Comencemos por leer lo que nos tiene que decir la R.A.E.:

gerontocracia:
(De geronto- y -cracia).
1. f. Gobierno o dominio ejercido por los ancianos.

Aparte de la acertada definición de los señores de la R.A.E. (que curiosamente encaja con su organización, y les convierte en gerontócratas de la lengua), podemos inventar varias más. Éstas no basadas en un vetusto conocimiento del idioma sino en la aplicación de lo observado desde mis (subjetivas) pupilas.

gerontócrata: la vieja que te mira en el ascensor de tu piso como si fueras un ladrón o alguna especie de violador psicópata.

gerontócrata: la vieja con el perro pequeño (perrorrata).

gerontócrata: el viejo que siempre es presidente de la comunidad y cuya mayor preocupación es vigilar que los jóvenes no estropeen el ascensor.

gerontócrata: los que se quejan de lo sucio que queda el parque después de un botellón.

gerontócrata: los que disfrutan de carnavales y lo dejan todo más sucio que después de un botellón.

gerontócrata: los hijos de puta que tocan el tambor en las comparsas.

gerontócrata: los que saludan al alcalde por la calle.

gerontócrata: léase político.

gerontócrata: los que aún creen que los piratas son delincuentes. (Sólo son gente que asalta barcos).

gerontócrata: los que respetan a los artistas que salen por la tele.

No somos la primera generación de jóvenes gobernados por ancianos. Se llama 'lotería generacional'. Si tienes la suerte de nacer años antes de un baby-boom, tienes más opciones de conseguir un buen puesto de trabajo. Además, los pisos y casi todo será más barato antes de que se incorpore la nueva generación al mundo laboral.

Y tú podrás explotarlos a gusto, con la seguridad que da el tener un puesto valorado y la ausencia de conciencia que proporciona la ancianidad.

Si ser joven es sinónimo de ser un capullo, ser anciano solo te proporciona más puntos para ser un gran capullo viejo.

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